Científicos chilenos crean plantas tolerantes a la sequía y al clima adverso
El incremento de la temperatura,
las bajas precipitaciones y la intervención del ser humano, están
provocando que la desertificación en el país avance cerca de 300 metros
por año desde norte a sur, lo que está afectando a la industria
forestal, hortofrutícola y a la floricultura.
Investigadores de la Universidad Andrés Bello decidieron afrontar la situación y buscar la fórmula para lograr que plantas modificadas genéticamente puedan vivir en condiciones extremas. Es así como a la Arabidopsis (la primera especie a la que se le secuenció el genoma completo), le introdujeron un gen de eucaliptus, permitiéndole vivir hasta 25 días sin agua. Y en el último tiempo, también detectaron que pueden hacerlo a bajas temperaturas, en condiciones de mayor concentración de sal y climas extremos como los que tiene el norte de Chile, y que ha impedido, desde siempre, el crecimiento de plantas en el desierto, explica Erwin Krauskopf, director de la escuela de Ingeniería en Biotecnología y líder del proyecto.
“Que sean capaces de sobrevivir a temperaturas bajas nos anima a seguir investigando con el fin de comprender los mecanismos moleculares que otorgan este rango, ya que no hay que olvidar que en el norte las temperaturas son muy extremas, siendo muy frías por la noche y muy altas durante el día”, indica. Agrega que el fin principal del proyecto es generar plantas capaces de crecer en condiciones inhóspitas y que vivan por muchos años.
Lograr finalmente la plantación de árboles modificados genéticamente en terrenos del norte de Chile ayudará a evitar la erosión de los suelos y la consecuente desertificación, acota el investigador que partió en esta materia en 2004, cuando comenzó a analizar el impacto del frío en la productividad de las plantaciones de eucaliptus, y desde 2007 estudia el tema de la sequía y salinidad.
Investigadores de la Universidad Andrés Bello decidieron afrontar la situación y buscar la fórmula para lograr que plantas modificadas genéticamente puedan vivir en condiciones extremas. Es así como a la Arabidopsis (la primera especie a la que se le secuenció el genoma completo), le introdujeron un gen de eucaliptus, permitiéndole vivir hasta 25 días sin agua. Y en el último tiempo, también detectaron que pueden hacerlo a bajas temperaturas, en condiciones de mayor concentración de sal y climas extremos como los que tiene el norte de Chile, y que ha impedido, desde siempre, el crecimiento de plantas en el desierto, explica Erwin Krauskopf, director de la escuela de Ingeniería en Biotecnología y líder del proyecto.
“Que sean capaces de sobrevivir a temperaturas bajas nos anima a seguir investigando con el fin de comprender los mecanismos moleculares que otorgan este rango, ya que no hay que olvidar que en el norte las temperaturas son muy extremas, siendo muy frías por la noche y muy altas durante el día”, indica. Agrega que el fin principal del proyecto es generar plantas capaces de crecer en condiciones inhóspitas y que vivan por muchos años.
Lograr finalmente la plantación de árboles modificados genéticamente en terrenos del norte de Chile ayudará a evitar la erosión de los suelos y la consecuente desertificación, acota el investigador que partió en esta materia en 2004, cuando comenzó a analizar el impacto del frío en la productividad de las plantaciones de eucaliptus, y desde 2007 estudia el tema de la sequía y salinidad.
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