Dentro de las enfermedades fúngicas que atacan al banano, la Sigatoka negra es la más seria a nivel mundial, la cual es causada por el hongo Mycosphaerella fijiensis Morelet.
Este hongo no es sólo una amenaza, sino es el mayor problema fitosanitario de los bananos en América Latina y el Caribe" según Miguel Dita
El
problema real al que se refiere el experto es que la llamada
Sigatoka negra, se ha transformado ahora en un enemigo mucho más letal.
"Está
afectando seriamente la producción y demandando inmensas cantidades de
pesticidas", dijo a BBC Mundo el doctor Dita, fitopatólogo del centro
internacional de investigación Biodiversity International, que tiene una
sede regional en Costa Rica.
La enfermedad, cuyo nombre se
deriva de su similitud con otra patología originaria del valle Sigatoka
en Fiji, llegó desde el sureste asiático a América Central en la década
del 70 y recientemente se ha expandido en algunas islas del Caribe como
Martinica.
"Pero el mayor problema es que el patógeno, un hongo,
se adapta fácilmente a las nuevas moléculas químicas que se están
aplicando. O sea que un fungicida que era eficiente el año pasado ya no
es eficiente este año porque el patógeno va cambiando por mutaciones o
recombinación genética", explicó Dita.
El mensaje que surgió del
congreso internacional sobre banano celebrado recientemente en Costa
Rica es, según Dita, "que debemos ir por una bananicultura mas
sostenible" buscando otros controles naturales para la enfermedad.
"Es
el sentir de la industria bananera en la región, hay que ir en esa
dirección porque la batalla solamente con uso de productos químicos es
probable que no de el resultado que daba antiguamente".
IMPACTO DESTRUCTIVO
La Sigatoka negra es la enfermedad más destructiva del banano.
"Es
una enfermedad foliar, es decir, ataca las hojas. El patógeno necrosa
las hojas, las destruye, por lo que la planta ya no tiene capacidad
fotosintética", dijo Dita a BBC Mundo.
"Durante el proceso de
fotosíntesis vienen de las hojas todos los nutrientes y alimentos que
van a llenar el fruto del banano, por lo que en el caso de la enfermedad
los frutos se llenan menos o no llegan a alcanzar el tamaño esperado".
La
enfermedad tiene otro impacto fundamental: los frutos maduran antes, a
veces inclusive en el racimo y no se pueden comercializar.
"Todos
los frutos que se compran maduros, por ejemplo, en Europa, salen de
Latinoamérica verdes. El tiempo que el fruto tiene que permanecer verde
para una efectiva comercialización se reduce muchímisimo con la
enfermedad y hay un efecto muy grave", señaló Dita.
El impacto
económico de la enfermedad es significativo. "Depende mucho de cada
país, pero el costo es extremadamente alto para la región. En Costa
Rica, por ejemplo, el costo anual por hectárea incluyendo operaciones,
costo admnistrativo de uso de aviones para fumigar etc, está en
alrededor de los US$ 1800 por hectárea".
"Y se puede multiplicar
ese valor por el número de hectáreas cultivadas. En Costa Rica son
44.000, pero otros países como Ecuador tienen mucho más". De acuerdo a
Dita, el costo de producción en algunos países aumentó a más del doble
con la llegada de la enfermedad.
La forma tradicional de combatir
la patología es con fungicidas y se está aumentando continuamente el
número de aplicaciones porque la dosis ya no es eficiente o hay que
cambiar el producto, señaló el experto a BBC Mundo.
"Otro
problema muy importante es que para reducir costos en algunos países
usan subdosis, menos de lo que tienen que aplicar. Es como si en el caso
de un antibiótico uno tomara menos de lo que tiene que tomar, entonces
el patógeno crea resistencia".
CONTROL BIOLOGICO
En
la actualidad se realizan investigaciones en la región enfocadas en la
identificación de agentes de control biológico, o sea, enemigos
naturales.
"Me refiero a algunas bacterias u hongos que son
benéficos. Hay algunos resultados interesantes en centros de
investigación en la región".
También se está experimentando con
el uso de lixiviados, extractos provenientes del raquis, como se
denomina a la estructura de la que penden los frutos.
"Los
plátanos están adheridos como a un tallo, que sale de la planta, es una
estructura que soporta los frutos. Cuando éstos se comercializan se los
corta de ese pedúnculo que sale de la planta".
"Lo que se está
investigando es poner los raquis en un lugar donde se provoca su
descomposición, para que suelten un líquido drenando nutrientes y
metabolitos secundarios. El líquido se diluye y se aplica. En Colombia
fundamentalmente y aquí en Costa Rica tenemos proyectos donde se ha
visto en algunos casos un efecto positivo en el control de la
enfermedad".
VARIABILIDAD Y CAMBIO CLIMATICO
También ha venido aumentando la severidad de la enfermedad por la variabilidad climática, según Dita.
"Es
importante señalar que los modelos de previsión de cambio climático
para la región tienen un cierto nivel de incertidumbre. En algunos
lugares en Brasil donde se ha modelado esto se señala que al haber
mayores temperaturas y menos lluvia, en teoria, la enfermedad tendería a
disminuir".
"Pero lo que está pasando actualmente por ejemplo en
Ecuador con el fenómeno de El Niño, o en Perú con mayores inundaciones,
es que la enfermedad se acentúa más".
"Actualmente lo que está
pasando es que hay variabilidad climática, hay mayores lluvias o
inundaciones en épocas diferentes y eso trae consecuencias graves para
la enfermedad".
La variabilidad climática y la resistencia de los
patógenos a productos químicos hace más necesario que nunca buscar
soluciones, pero un problema serio, según Dita, es que las inversiones
en investigación en el sector bananero en América Latina "han disminuido
drásticamente en los últimos 10 años".
Para el experto de Biodiversity International la enfermedad es una realidad y "debemos aprender a convivir con ella".
"Hay otras amenazas de enfermedades que no han llegado todavía, pero ésta es un problema muy real".
"El desafío es desarrollar prácticas mas sostenibles de manejo donde el uso de la agrobiodiversidad esté cada vez mas presente".
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